Carácuaro
A 136 km de Pátzcuaro, Carácuaro es un destino que invita a recorrer sus raíces profundas, donde la historia y la naturaleza se entrelazan de forma única.
Sus orígenes se remontan a la época prehispánica, cuando era una pequeña aldea chichimeca. Existen relatos que sugieren una influencia tarasca en la conformación del asentamiento, añadiendo un halo de misterio a su fundación. Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, Carácuaro se transformó en un importante centro religioso; los misioneros agustinos establecieron la doctrina, implantando tradiciones que persisten hasta la actualidad y popularizando la veneración del Cristo Crucificado, conocido como El Señor de Carácuaro.
Hoy, este pueblo no solo destaca por su legado colonial reflejado en sus iglesias y plazas, sino también por su entorno natural, marcado por estribaciones del Sistema Volcánico Transversal y una vegetación tropical característica. La fusión de su historia indígena y colonial se plasma en tradiciones y festividades locales que hacen de cada visita una experiencia única, permitiendo a los turistas adentrarse en la autenticidad de su cultura y en la calidez de su gente.
La gastronomía de Carácuaro es un reflejo de su identidad regional, con platillos que combinan ingredientes autóctonos y técnicas tradicionales. Entre sus especialidades destacan la morisqueta, un platillo típico de la Tierra Caliente que consiste en arroz blanco acompañado de frijoles, carne de cerdo en salsa y queso fresco. También son populares los tamales de ceniza, preparados con maíz nixtamalizado y envueltos en hojas de maíz, así como el churipo, un caldo rojo con carne de res y verduras.
Este destino invita a sumergirse en la autenticidad de sus raíces, disfrutando de su historia, su naturaleza y sus sabores únicos.